lunes, 3 de agosto de 2015

Tienes derecho a cuestionar cualquier cosa que pienses acerca de Dios que no encuentres en la persona de Jesús.

¿Quién entre los seguidores de Jesús sugeriría que el sacrificio de un animal podría expíarnos los pecados? Ninguno! ¿Quién entre nosotros promovería un peregrinaje al templo cada año para que el sacerdote sea mediador entre Dios y nosotros? Ninguno de nosotros! ¿Conoces a alguien que le diría al enfermo terminal que es inmundo y de que necesita anunciar su presencia cuando camine por la calle?

Nadie que sea un verdadero creyente aprobaría estas prácticas. Pero, ¿sabías que algunos cristianos hacen cosas similares actualmente? Eso pasa cada vez que permitimos que los estándares del Antiguo Testamento triunfen sobre la revelación que encontramos en Jesucristo enfrentandose a la enfermedad y al diablo. ¿Somos de alguna manera diferentes a la palabra cuando Jesus sanaba a todos los oprimidos por el diablo, o explicamos que Dios aflige a las personas con enfermedad para construirles un mejor caracter? No. Esa es una práctica espantosa.

Jesús vino a un planeta huerfano para revelar el Padre, el Padre que es Amor. Dios nunca fue revelado de esa manera, como Padre. Jesús vino para ese propósito. Todo lo que Jesús dijo e hizo tuvo un enfoque primario: revelar el Padre. Todo lo sucedido antes de Jesús sirvió para un propósito diferente: revelar la condición pérdida de la humanidad y apuntarla unicamente a una posible solución: Jesucristo el Redentor. Le Ley se convirtió en el tútor que lideró la gente a Jesús como la única respuesta. En ese sentido, la Ley y los prófetas son gloriosos y perfectos. Pero su tiempo de aplicación fue para ese tiempo, no para ahora. Es un misterio para mí el por qué personas optan por la Ley que los expone, en lugar de adherirse a las Buenas Nuevas que Jesús vino a revelar.

Otra cosa que me sorprende es como muchos creyentes se enojan con aquellos quienes lo dan todo por seguir a Jesús. En vez de ver el ejemplo de Jesús, ellos prefieren señalar a Juan el Bautista o Elías o aún a Moisés. Todos ellos fueron perfectos para sus días. Pero Jesús vino a cumplir el propósito por el cual ellos vivieron. Él vino a revelar algo que ellos no pudieron -el Padre que ama a las personas y que pagó el precio de su redención a través del sacrificio de su hijo. Esa es la mejor noticia del mundo. Y no necesita ser enturbiado por lo que muchos llaman un mensaje "balanceado"- un poquito de Ley y un poquito de gracia. Jesucristo es el mensaje. Él es las buenas noticias. No hay nada mejor que eso. No es algo "demasiado bueno como parecer verdad". Es demasiado bueno y es verdad.

Cuando buscas la mano de Dios en los negocios del mundo, mira lo que Jesús hizo con los líderes mundiales. Cuando quieras ver si Dios causó un desastre natural, mira lo que hizo con las tormentas. Si estás tratando de averiguar si es la voluntad de Dios sanar a alguien, mira lo que hizo Jesús con las personas en necesidad. ¿Cuántas personas rechazó Él diciendoles que no era su voluntad sanarles? Jesucristo es teología perfecta.

Este escrito no responde tantas preguntas como las que surgen. Yo no escribo esto para dar respuestas ni para poner una dirección de pensamiento o intención. En toda construcción, el fundamento debe ser sólido y recto, si no tenemos el nivel al principio, nos caeremos a medida que el edificio se eleva.

Bill Johnson. Experiencing the Impossible (2015). Chapter 51. Traducción: Randy Alfaro